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"Es sólo un mango

Hace muy poquito decidí ser humilde y buscar ayuda para este problema que por varios años deseé que desapareciera con una varita mágica, la cual nunca conseguí. ¿Cuál es el problema? El peso. 55 libras de sobrepeso que no logré bajar yo sola. Cada intento me dejaba más frustrada y avergonzada.

Hace 10 años bajé 25 libras por mi cuenta, sin gastar en nutricionistas ni psicólogos, pero el peso volvió con furia y mis hijos eran demasiado pequeños para notar mi esfuerzo ejemplar de entonces.

Ellos han pasado la mayoría de su vida viéndome gorda y frustrada.

Con cada intento de adelgazar y su fracaso consiguiente, sentí que perdía credibilidad ante mis hijos. Y yo quiero ser siempre un buen ejemplo. Así que esta vez decidí agachar la cabeza y dejarme guiar para ver si acompañada lo logro.


La dieta es fuerte. Sumamente restrictiva, pero simple. Permite un máximo de dos o tres frutas al día, siendo estas manzana, pera, durazno o naranja. Y esta mañana, al pasar por la cocina, mi mirada se desvió hacia los mangos que compré esta semana. Mi rebelde interior empezó a razonar conmigo: -¿La dieta no te deja comer mangos? ¡Eso no es lógico! ¡Qué crueldad! son mangos sarazos. Ni siquiera están maduros. No han llegado a su máximo de dulzura. ¿Por qué puedes comer manzana sí, pero mango sarazo no? ¡Eso no tiene lógica!


Dentro de lo que estoy aprendiendo en el proceso terapéutico para dejar de ser gorda es que hay que consultarlo todo y no llevárselas uno de listo. Así que consulté con mi asesora, quien es psicóloga clínica. Ella me escribió, y cito textualmente: -No pasa nada si esta temporada no come mangos. Está invirtiendo su felicidad en un mango Johanna. Eso no es cruel! La "satisfacción y placer" de comer el mango es pasajera, la satisfacción de un buen cuidado, de ir por lo que uno quiere, y que tanto tiempo ha querido, esa satisfacción dura, este placer es realmente duradero y fortalece.


“Es sólo un mango”- Auch! Eso duele!! No es sólo un mango porque pensar en renunciar a mi temporada de mango me hace llorar. Así que no es sólo un mango. Y si no es “sólo un mango”, ¿Qué es? Entendí que para mí, la temporada de mango es temporada de mamá, de gozar de la vida que es tan corta es y tan dura, que nadie sale vivo.


Mamá murió antes de tiempo y la extraño todos los días. Era una mujer sencilla que se regocijaba con cosas simples y maravillosas. -¿Viste, Jo?- me dijo felizmente un día- ¡Ya es temporada de mangos!!!- Juntas celebrábamos el inicio de la temporada compartiendo un mango exquisito. Cada vez que encontrábamos algún lugar donde vendían maravillosos mangos, nos contábamos, compartíamos. Conseguí los mejores mangos de exportación para ella y ella era feliz. Un día, sin aviso ni lógica, ella fue diagnosticada con un cáncer fulminante. Pasamos por unos días terribles y entre tanta angustia, de pronto y como si nada, empezó la temporada de mangos. El único antojo que tuvo tiempo de pedirnos y nosotros de complacerle, fue de mangos. 5 semanas después, ella murió.


La vida continúa, y ahora ya no la lloro como antes, pero la recuerdo con amor. La temporada de mangos me trae alegría, y comerme un mango perfecto me une a ella.


-No pasa por dejar pasar la temporada de mangos, me dijo mi asesora.


Pero sí pasa. Renunciar a mis mangos es decirle adiós mamá.



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