Como niña con juguete nuevo
Creo que esta vez he llevado la santa paciencia de mi esposo a niveles muy bajos, porque lleva 48 horas abandonado.
Desde que decidí publicar este blog hace un par de días, no he hecho otra cosa que jugar a ser blogger. Y como de publicar sitios web no sabía nada de nada, me ha costado mucho trabajo. Pero necia como soy, allí voy. La ilusión puede más que la incompetencia.
Hacía mucho que no me sentía como niña con juguete nuevo. Este juguete no vino empacado en caja ni ocupa espacio en el armario. Es un juguete intangible, pero muy real.
Escribir las entradas del blog no ha sido para nada difícil, pues llevo meses escribiéndolos cada vez que tenía un chispazo de inspiración generado por este tratamiento. El problema era publicarlo. ¿Has hecho algo así siendo mayor de 40 años? Si no hubiera sido por mis hijos, jamás lo habría logrado.
Este nuevo entretenimiento me llevó a compartir horas de trabajo y de descubrimiento con mi hija Jimena, quien de paso está aprendiendo a conducir automóvil. Así que ayer, nos metimos en el carro y tras hacer varias maniobras de práctica, nos dirigimos a un conocido café, donde ordenamos nuestras bebidas y nos pusimos a editar el sitio. Hoy tuve que ir al súper, y ella fue por otro cafecito para acompañarse al hacer algunos cambios estéticos que eran necesarios en la página.
¿Viste que ahora el blog tiene también página de Facebook? Esa la abrió Jimena. Fue Julio, mi hijo mayor, quien logró hacer que los colores de la página de Facebook coincidieran con las de la página web, tarea muy complicada. Por cierto, ¿sabes qué es un Favicon? Si no lo sabes, te lo dejo de tarea :D Yo pasé horas viendo trabajar a Julio, y eso es algo de lo que me enseñó.
Con tanta emoción y colaboración con mi familia, tantos temas que tengo dándome vueltas en la cabeza y el tiempo que le estoy invirtiendo para aprender a publicar, estoy feliz como niña de cumpleaños.