La última palabra
Así se llama la película que te recomiendo hoy, The Last Word, con Shirley Maclaine y Amanda Seyfried. Nuevamente voy volando, esta vez a gozar de ver a mi hija “sucking out the marrow of life” como recomienda Robin Williams en la Sociedad de los Poetas Muertos. Esta vez no traje mi compu porque no quiero distraerme con eso, así que no podré publicar antes de esta entrada de blog otra que ya tengo escrita que se llama “El Día de la Madre”, la cual escribí volando de vuelta de Nueva Zelanda. Es otra recomendación de película, puro chick-flick, que confieso, me dejó sonriendo. Estoy maravillada de estar transitando una época de muchas bendiciones a la vez y las estoy tomando con agradecimiento y abrazándolas para guardarlas en mi alma para siempre. Voy con mi esposo a una especie de viaje de aniversario a ver a Sofi en Harvard. Jamás de los jamases habría soñado que mi vida tendría un momento así. Es surreal y hermoso. Esta mañana estaba meditando en cómo he cambiado durante este año, y una parte ha sido aprender a disfrutar de la vida sacando a la comida de la ecuación y cambiándola por otras formas de disfrute: ponerme la ropa que me gusta en lugar de la que me queda, por ejemplo. O verme a la par de mi hija en una foto y no verme gigante y vieja a su lado. Disfrutar de correr con mi perro antes de un viaje en lugar de perder el tiempo dejando todo ordenado. Considerar perfectamente normal y deseable empacar en mi maleta bolsitas con avena, latas de pollo, una pesa de viaje y tazas de medir, tenis y ropa de ejercicio. Pedir al sobrecargo en el avión que llene mi pachón de agua en lugar de comer golosinas. La vida es buena y puede disfrutarse aún cuando cuidas tu peso. Y si yo quise lograrlo y lo estoy logrando , sin duda, cuando tú desees hacerlo también lo lograrás.