top of page

En la viga de equilibrio


Intentar mantenerme en mi peso saludable ha sido como intentar transitar la vida subida en una viga de equilibrio: es posible, pero no es fácil.

Mi blog siempre ha sido muy sincero. Tú sabes que la bajada de peso es de las cosas más difíciles que he hecho en la vida. Requirió constancia, obediencia, enfrentar mis dificultades, trabajar en mi forma de ser, encontrar una y mil veces la forma para seguir logrando lo que el tratamiento pide para tener éxito.

Llevo tres meses en mantenimiento y creo que es momento de evaluar cómo me ha ido y por qué.

En resumen, igual. (O sea, para mi, sigue siendo difícil)

He sido un manojo de diversas emociones que he tenido que tramitar y el cuidado es todos y cada día. En un combate a tres rounds, yo he ganado dos y la pesa uno.

En este tratamiento no hay secretos: desde el principio me dijeron que tengo que hacer las cosas al centavo, no desviarme del tratamiento, ni darme permisos. Me dijeron que tendría que cuidarme toda la vida, porque si bien la obesidad se cura, la tendencia a subir de peso, no. Llamémosla condición adictiva, maldición gitana, malos ejemplos o simple destino. Las cartas ya fueron repartidas. Lo único que puedo hacer es aprender a jugar mejor para que mi resultado sea favorable.

Pero una cosa es verla venir y otra bailar con ella, como decimos en Guatemala.

La gente afuera del grupo del tratamiento, me lo ha dicho muchas veces: ahora que bajaste, lo difícil es mantenerse. Y para mí, mantenerme se asemeja a meterme al ruedo todos los días, experimentando en carne propia que no siempre gana el torero.

Los primeros dos meses fueron felicísimamente muy exitosos.. no sé por qué no hice un post diario diciéndote lo bien que estaba. El tercero no lo ha sido, porque la vida es la vida y yo soy yo. Ya lo dijo Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mis circunstancias”. Lo que yo intento cada día es poder lograr lo que quiero a pesar de ser yo y de vivir mis circunstancias.

¿Es esto el temido rebote? Definitiva y rotundamente NO. Enfática y categóricamente, puedo decirte que lo que estoy enfrentando hoy no es lo que me había pasado antes. Para empezar, en otras dietas abandonaba antes de llegar a mi peso saludable y una vez llegaba, las libras empezaban a acumularse como por arte magia y yo, sin saberlo y sin atenderlo hasta que fue muy tarde.

Ahora las cosas son diferentes porque yo sé lo que me pasa y cómo atenderlo. Lo que me ha costado es aceptarlo y por eso es que he tomado riesgos que me tienen en este peso que no quiero, intentando día tras día lograr regresar a mi rango. Estoy aprendiendo a mantenerme bien el resto de mi vida. Como principiante en la viga de equilibrio, debo poner con cuidado un un pie delante del otro y estoy muy lejos de poder hacer rutinas complicadas.

A diferencia de otras veces, ahora la gente de afuera no sabe


que estoy unas libritas por encima de mi peso ideal y la ropa pequeña de mi closet me sigue quedando bien. Puedo salir a la calle con la frente en alto, simulando que estoy triunfando aunque la lucha es conmigo, todos los días. El control de daños se hace a diario, la lucha no se acaba y lo que muestro al mundo es un cuerpo delgado.

Mi plan Minerva funcionó… tres días. Luego la vida me lanzó un par de curvas y me botó del estado de gracia que se requiere para hacer todo al 100 y aún no me recupero, pero lo intento todos los días. No logro hacer todo bien tres días para empezar y eso es una señal seria de alarma.

La gran diferencia entre antes y ahora es que, si bien me siento cual equilibrista en el cable, ahora tengo una red de seguridad colocada muy cerca de donde debo hacer mis esfuerzos. Se llama rango y son 5 libras que me dicen que camino en donde debo. Y cuando me caigo, la red está cerca y no me permite recogerme cuando la caída ha sido demasiado profunda. Tengo un grupo de gente que ha pasado por esto a la cual me aferro con humildad, le cuento lo que me pasa y, aunque jamás me sugieren que me rinda ni me consienten hacer las cosas mal, me ayudan a pensar, a aceptar lo que me pasa y a dar una batalla de calidad. Me caigo, me recojo y vuelvo a intentarlo. Por eso, hoy estoy 5 libras sobre el rango y no 20, me esfuerzo día a día y no pienso abandonar.

bottom of page