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¿En serio XL nunca más?


Sí, en serio: nunca volveré a ser talla XL, al menos si depende de mí.


La vida no tiene garantías y yo rara vez asumo una postura tan comprometida, pero en este sentido, estoy segura que de verdad no volveré a ser talla XL nunca más en mi vida, simplemente porque mis parámetros han cambiado. Lo que yo me permito ha cambiado. Quizás eso es a lo que llaman “hacer un cambio de estilo de vida”. Te lo cuento más despacio:


De la forma en que yo lo veo, cada uno de nosotros tiene instalado en su cabeza lo que considera aceptable para sí mismo: cuánto comemos, cuánto bebemos, cuánto ejercicio hacemos, cuánto dormimos, cuánto tiempo pasamos sin comer. También cuánto tiempo le dedicamos a los demás, cuánto tiempo apartamos para nosotros mismos, cuánto dinero invertimos en nosotros, cuánto esfuerzo es suficiente, cuánto permitimos que los demás nos afecten. Mira que no dije cuánto pesamos… porque aquello que nos permitimos o no, es lo que determina cuánto pesa nuestro cuerpo.

Navegamos por la vida midiéndonos con nuestros propios parámetros de cuánto de cada cosa. Son esos parámetros lo que determinan lo que cada uno considera “normal”.

Por ejemplo, podemos considerar normal hacer ejercicio tres veces por semana, comer palomitas de maíz cuando vemos una película, comer en restaurantes de vez en cuando, beber unos tragos con los amigos, salir de paseo y probar la cocina local, calmar la ansiedad con comida, celebrar cumpleaños con pastel y ahogar las penas en chocolate ¿verdad? pero ¿cuánto? ¿cuando nos apetece? ¿Una vez por semana' ¿Una vez al mes?

Un día nos damos cuenta que nuestro “normal” nos ha llevado a estar gordos. La gordura también es normal. Sólo mira cuánta gente está padeciendo sobrepeso.

Nos gusta la forma en la que nos relacionamos con la comida, pero no nos gusta la forma que ha tomado nuestro cuerpo, o los indicadores de nuestros exámenes médicos.


Poco a poco, he ido revisando esos parámetros que yo consideraba normales para mi, y comprando con mi cabeza y mi corazón las ideas inverosímiles que me dijeron en la clínica: “usted tiene que pesar entre tantas y tantas libras. Su grasa corporal tiene que ser menor de 28%, su índice de masa corporal menor de 25. Usted tiene que hacer tal cantidad de ejercicio” …. Y lo más difícil “usted tiene que apegarse a este plan nutricional”.


Así que bajar de peso se trata de hacer dieta y ejercicio, no me digas que no lo sabías… el tema es cómo se logra. En mi caso, han sido más de dos años de ensayo y error y el convencimiento de que verdaderamente el único fracaso es el abandono.


Como resultado de convencerme de mis nuevos números y de lo que me sirve y lo que no, ya no me permito las mismas cosas que antes, aunque tampoco soy una virtuosa que jamás se permite hacer trampa o perder la cabeza. Estoy en construcción.


Antes comía lo que quería y cuanto quería siempre; ahora, me permito algún desliz muy de vez en cuando (y lo pago caro). Antes, me permitía dejar de hacer ejercicio varios días. Ahora, me remuerde la conciencia si no me muevo. Antes, me rendía cuando la cosa se ponía más difícil de lo que consideraba suficiente esfuerzo. Ahora, me reinvento para lograr seguir a pesar de mí misma. Antes soñaba con tener una varita mágica que desapareciera el peso de más. Ahora, sé que soy la única que puede esforzarse para producir el cambio.

Ahora me he convencido, tras sufrir mis errores, que el cuidado debe mantenerse siempre. Sé cuál es mi peso en el que debo de estar y que cuando estoy allí, me siento en control y puedo lucir la ropa de manera que el cuerpo no me molesta. Ahora me peso todos los días y de esa forma, no hay manera de decir “subí y ni cuenta me di”. Mi ropa es del tamaño que debe ser y si me aprieta, es señal de que voy por mal camino y debo redoblar mis esfuerzos. No salgo corriendo a comprar de otra talla.

Lindo sería contarte que llegué a mi peso y fue fácil mantenerlo, pero sabes que me ha costado. Claro que he subido un poco de peso y me frustra, pero sigo cuidándome y aunque me cueste, no me rindo. Por eso sé que no volveré a ser talla XL nunca más.

Quizás debería haber sido más ambiciosa desde el inicio y declarar: “L nunca más”, o “ropa con talla de dos dígitos nunca más” ,pero cuando empecé a bajar de peso, dejar de ser XL era suficientemente complicado. Y no me fío todavía de que no tendré jamás una prenda talla L, aunque hasta ahora, he mantenido la talla que me gusta (y toco madera). Por ahora el título XL nunca más está bien, porque me recuerda que llegué a ser XL y podría volver a serlo.

En fin, voy cambiando mi de estilo de vida construyendo día a día mi nuevo “normal”: cuidarme todos los días, hacer ejercicio, comer como necesito en lugar de cómo deseo, estar vigilante y encontrar nuevos placeres en la vida.

Y tú... ¿Qué crees que se necesita para hacer un cambio duradero?

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