top of page

Cumpleaños sin pastel


Hoy es un día especial para mi porque me volví un año mayor. Cumplir años es una experiencia que he repetido muchas veces en mi vida y por eso, cuando contemplo cómo elegí vivir este día en comparación con la forma en que lo hacía años atrás, me siento contenta y agradecida. Ahora te cuento por qué:

Me siento contenta porque este día fue más apegado a lo que yo quiero, y menos a lo que yo creo que es una celebración de cumpleaños: amanecí rodeada de mi esposo y de mis hijos y los regalos no incluían comestibles; la casa estaba llena de flores. Salí a caminar como todas las mañanas, pero acompañada esta vez de mi esposo y mis perros; desayuné el mismo desayuno de todos los días; me junté a tomar café con mi hermana y con mi hijo, rodeada de orquídeas. Almorcé en casa con mi hija y jugamos por la tarde con los perros. Durante todo el día recibí menajes de cariño y buenos deseos que me hicieron sentir muy querida. Cené lo de siempre y ahora que me voy a acostar, reflexiono que un cumpleaños sin haber comido pastel no es un martirio, sino un triunfo. Puede hacer lo que quería hacer.

Al nomás terminar la frase anterior me maravillo al pensar cuánto camino he recorrido, cuántos aprendizajes he hecho míos. ¿Significa que nunca más celebraré comiendo? No. Para nada. Significa nada más que ahora soy capaz de pensar por adelantado y elegir comportarme de manera auténtica y coherente. Créanme que eso no es poca cosa. Por el día de hoy, cuidarme no fue una lucha, sino una decisión libremente tomada, y eso se siente maravillosamente bien.

No siempre logro hacer lo necesario para estar como quisiera y siendo honesta, el peso con el que estoy empezando este año no me gusta. Ese sentimiento de fracaso tampoco es nuevo, pero ahora decido ocuparme de lo que me molesta en lugar de ignorarlo, trabajar en ello en lugar de quejarme.

Le agradezco a la vida también por el reto de aprender a manejar mi peso, y por la oportunidad que cada día me da para intentar hacerlo mejor y de paso, aprender a lidiar con otros temas que tenía pendientes, como el perfeccionismo, la sobreexigencia, la frustración y tantos otros asuntos que me hacen pensar y generar contenido para para este blog y que me conectan contigo.

Si puedo pedir un deseo, sería más de lo mismo: más de la hermosa vida que ya tengo, más momentos con las personas que amo, más salud de la que ya gozo, más oportunidades de ir mejorando, más aprendizajes y si no fuera mucho pedir, más éxito y más estabilidad controlando mi peso.

Ahora veo que animarme a tomar la responsabilidad de mi peso ha sido una montaña rusa emocional que me ha llevado a hacer cambios positivos e interesantes. No es prueba superada y probablemente nunca lo será. Hago las paces con eso, sonrío y me preparo para vivir mañana el milagro de un nuevo día, agradecida con la vida.

bottom of page