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¿Cuál es mi problema?

Acerca de la alimentación emocional, hoy aprendí que debo tratar las causas que me llevan a consolarme o a refugiarme en la comida si quiero lograr mantener mi peso una vez que llegue a mi meta. Las notas de ese aprendizaje las encuentran en la esquina de Marcelo.

Dice Marcelo que la alimentación emocional se da por desesperanza relacionada con mi problema. Es buscar el placer de la comida por tener que relegar otra vez lo que de verdad queremos.

Desesperanza… sentir que no hay esperanza, que todo está perdido y ningún esfuerzo podrá repararlo. Desesperanza de poder lograr lo que de verdad quiero.

Dice también Marcelo que a veces uno es la persona tóxica y negativa, y es necesario tomar distancia de mis propios rasgos cuando YO soy la persona toxica que está conectada con lo negativo. Una vez reconozca que estoy siendo negativa, debo tomar distancia de esa negatividad y generar rasgos nuevos a partir del vacío que me deje ya no ser negativa. Poder soltar implica ver de qué cosas nuevas me voy a agarrar.

Esto me suena a chino, o a imposible (Allí está mi negatividad!) Mejor digo: Esto necesito simplificarlo porque necesito hacerlo mío.

Mi tarea de hoy será definir: ¿Y cuál es mi problema? (Como si sólo tuviera un problema! Todos somos un cúmulo de circunstancias, virtudes y problemas.) Mejor lo veo desde otro ángulo: “¿Qué es lo que de verdad quiero lograr?” Con esa pregunta me siento más tranquila. ¿Qué es lo que de verdad quiero lograr por ahora? Porque sé que siempre estaré en construcción y si logro lo que deseo, luego querré algo más. ¿Qué es lo que de verdad quiero lograr por ahora?

Y la respuesta ya la tengo. Pero es mía. Con ella generaré una misión, al estilo Franklin Covey. Y como es mía, no sirve para ti. Tú tienes que encontrar la tuya. Y una vez logres formularla, al igual que yo, tendrás que saber que es un sueño extraordinario. Tendremos que generar una imagen poderosa a qué aferrarnos: poner una foto, o un collage de cómo nos imaginamos o qué nos vemos haciendo. Y tener disciplina extraordinaria para ir haciendo lo necesario, valor extraordinario para perseguir lo que no nos hemos animado a alcanzar hasta ahora, y paciencia extraordinaria para perdonar nuestros tropiezos hasta alcanzar lo que deseamos. Y tú, ¿Qué es lo que de verdad deseas?

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