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A dos meses de tratamiento (O fuera de la caja)

A dos meses de iniciado el tratamiento, 60 días exactos, es interesante reflexionar acerca de los cambios que han sucedido en mi. En dos meses, he bajado 2 tallas, de la 16 a la 12, aunque ya me quedó un pantalón talla 10 y varias blusas talla M. O sea que oficialmente puedo decir que no seré XL nunca más, como es el título de mi blog. XL nunca más… es un sueño cumplido.

Otro sueño cumplido es que logré estar del tamaño necesario para lucir el vestido azul de hace seis años. Ese fue el motivo de iniciar este tratamiento, aunque más que caber en el vestido, el tratamiento respondió a mi grave realización que yo sola no estaba pudiendo controlar mi peso. Hace ya 11 años logré bajar 25 libras yo sola en tres meses, pero lo hice con trampa, pues tomé sibutramina. Además, hacía 3 horas diarias de ejercicio y a veces comía muy poco. El resultado fue que me enfermé y me trataron con cortisona, de manera que pronto subí parte del peso que había bajado. El resto de las libras fueron subiendo solas, sin notarlo.

Quizá la ganancia más grande de este tratamiento ha sido que el peso perdido ha sido sin trampa, sin recurrir a locuras con tal de bajar. No ha habido excesos de ejercicio tampoco, y como resultado, poco a poco estoy retomando mi gusto por trotar lento, pero largo. Cada vez tengo mejor resistencia cardiopulmonar, y la presión arterial va para abajo. Eso no ha sido agradable pues mi cuerpo se acostumbró lenta, muy lentamente, durante muchos años, a subir la presión de 90/60 que era mi presión normal, a 120/70. Hoy, por ejemplo, tenía 102/58 y eso ha requerido ciertos ajustes.

Otra cosa extraña es que a veces ya no siento hambre y como porque tengo que comer, las cantidades que tengo indicadas. Siento que se está desligando el hambre del comer y eso me preocupa un poco. Creo que uno debería comer cuando tiene hambre, siempre que coma de los alimentos indicados… esto es algo que tengo que investigar.

En dos meses, poco a poco, me he ido sorprendiendo del autocontrol y la disciplina que he adquirido: hago ejercicio con o sin ganas. Como lo que es mío en casi todas las circunstancias. En 60 días, quizá he tropezado en 5 y eso me parece asombroso. He sobrevivido invicta celebraciones de todo tipo, ver restaurantes de comida rápida en la calle y la presión de otros para que coma lo que no deba.

Claro, no siempre es fácil ni agradable, pero la caja ha sido una gran aliada. ¿cuál caja? La caja donde guardaba la ropa que tuve que abandonar porque ya no me quedaba. En la caja quedó olvidada la mujer alegre y atlética que alguna vez fui. Sin embargo, a lo largo de estos meses han salido de nuevo prendas de otras épocas felices que ya me quedan. Ahora tengo una caja más, donde he guardado todo lo que ya no me queda porque ahora soy más pequeña. Guardar la ropa talla XL ha sido como un réquiem de todos los momentos opacados por la gordura y las prendas que entran en esa caja JAMÁS DE LOS JAMASES volverán a mi closet. Quizás las más bonitas regresarán después de haber sido compuestas por el sastre. Las que ahora están en mi closet, felices de regresar, tampoco volverán al calabozo porque tengo toda la intención de mantener mi nueva figura. Si salen, será con honores por haberme servido mientras me volvía más compacta, y nunca jamás, con vergüenza por no haber soportado mi forma de comer.

Mañana veremos qué dicen las medidas. Hubiera querido bajar más libras. El primer mes bajé 14 y este sólo 9. No es premio de consolación, en serio… pero ver que estoy pudiendo yo sola –con ayuda de Plusvida, claro- pero sin medicamentos ni locuras, es realmente asombroso.

Todos los momentos de la vida que vendrán serán más agradables si estoy en el peso, la figura y la actitud adecuada… así que seguiré aprendiendo.

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