Los jeans de cambio de decena
¿Recuerdas aquella imagen de un burro al que le cuelgan una zanahoria en frente para que la siga? Algo así hago conmigo de vez en cuando: me consigo algo que me motive para lograr seguir adelante. En este caso, estoy a dos libras de llegar a un cambio de decena en la pesa y tengo unos jeans que me daré de premio cuando lo consiga. Son una talla más pequeña de los que tengo en el closet y ya me quedan, pero no los estrenaré hasta cambiar de decena.Bajar estas 8 libras me ha costado casi dos meses porque no había entendido que con el cuidado, no se juega.
Ya salí de 3 decenas antes. Esta será la cuarta. Cuando cambié la decena anterior, estrené unos aretes que me había comprado porque me gustaron, pero no me los di hasta llegar.
Puede parecer tonto eso de comprarme cosas y guardármelas de premio, pero a mi me sirve como motivación y al alcanzar mi meta, como testimonio del pequeño éxito logrado.
Las primeras dos decenas que bajé no las celebré con nada más que con la tranquilidad de saber que ya había abandonado la zona de la vergüenza, esa a la que nunca quise acostumbrarme. Esta decena es diferente porque es la zona en la cual me encontré durante varios años, el peso de la mediana edad. Cambiar de decena es atreverme a soñar en grande con verme como cuando era más joven, con el miedo agazapado de quizás no lograrlo, y tener que confesar mi fracaso más adelante.
Mis nuevos jeans no conocen mis temores y me esperan. Sé que si hago todo bien, tarde o temprano mi cuerpo va a reaccionar y estrenaremos pantalones nuevos, una talla más pequeña. Ya les contaré.