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Con los nervios de mañana


Mañana me toca cita en la clínica y estoy nerviosa. Es el momento de hacer la evaluación y saber si he hecho las cosas bien... y sé que no las hice 100% bien durante este mes. La verdad, mantenerme apegada al tratamiento cada día es un reto, pero hay muchísima gente que lo está haciendo y eso me inspira.

Tengo una la lista de verificación diaria que me recuerda qué es hacer las cosas 100% bien: Comer sólo lo que me toca, sin ningún picoteo, 4 comidas al día, cada 4 horas; beber 4 litros de líquido, siendo dos de ellos agua. Hacer al menos 35 minutos de ejercicio dentro de mi rango cardiopulmonar; caminar al menos 10 mil pasos, escuchar al menos una conferencia o grabación, tomar una cápsula de magnesio y una de vitaminas, pesarme cada día y reportarme con mi equipo de seguimiento. Si hiciera todo eso bien, lo que se puede esperar es que baje entre el 6 y el 8% de mi peso corporal cada mes. Lo hice los dos primeros meses de tratamiento. El tercero fue un desastre. Y mañana evaluamos el cuarto.

La teoría del tratamiento es sencilla, pero requiere aprender un montón de estrategias para que el tratamiento se vuelva todoterreno, y en todo momento. Eso es lo fundamental, mi querido Watson. Y allí es donde la cosa se complica: reuniones sociales, visitas, viajes, antojos, fines de semana, retos emocionales...son muchas cosas las que he tenido que aprender a afrontar sin recurrir a la comida, diciendo con alegría que no gracias mientras sostengo mi vaso de agua o mi café . Me estoy volviendo experta en poner distancia, en distraerme, y en saber que las situaciones pasan y las libras quedan.

Sé que mañana me va a ir mejor que el mes pasado, porque como les confesé, el mes pasado me fui horrible. Tuve muchas celebraciones donde caí en pequeños desbordes que me llevaron a subir lo que luego tuve que volver a bajar y el saldo final fue de sólo media libra perdida en todo un mes de esfuerzo. Francamente frustrante.

Este mes hice las cosas mucho mejor y sin embargo, creo que me que quedaré a una libra o dos de llegar al 6% y yo quisiera llegar a la clínica y que me dijeran que llegué a la meta.

Hace poco escuché a una compañera decir que hizo las paces con su cuerpo y le dijo que ella sería paciente y lo cuidaría durante el tiempo que le a éste le costara bajar, porque sabía que el cuerpo la había apoyado durante años de descuido. Tomé su ejemplo y eso es lo que estoy haciendo: cuidándome, confiando en el proceso, y aprendiendo a ejercer la paciencia. El peso no ha bajado como quisiera, pero están sucediendo otras cosas interesantes, y quizá lo que no se refleje en mañana en el peso, se verá en el metro o más importante, en la cantidad de grasa corporal perdida. La ropa ya me lo dice. En cuanto sepa, les cuento.

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