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Con el ojo puesto en la meta


Ahora sí voy con todo, con la vista puesta en la meta.

Sólo que la meta no es, como podrías imaginarte, llegar al peso que me marcó mi nutricionista.

Finalmente aprendí que la meta es lograr un día de cuidado perfecto, desde la mañana hasta la noche, de cuatro horas en cuatro horas, y lograr muchos días así, sin interrupciones. Esa es la meta. Y si lo logro, poco a poco llegaré a los indicadores que me señaló Gaby.

En palabras de mi tratamiento de Plusvida, lograr un día de cuidado perfecto desde la mañana hasta la noche se llama disciplina; lograr muchos días de cuidado perfecto sin interrupción se llama continuidad. Y en mis palabras, lograr ambas cosas se llama humildad, obediencia y paciencia, virtudes que me han faltado hasta ahora.

Llegué al tratamiento pensando que se trataba de bajar de peso. Ahora me doy cuenta que se trata de lograr las virtudes necesarias para seguir adelante, no tirar la toalla, vencer las frustraciones, tener la humildad necesaria de aceptar que no soy infalible, que me equivoco y que las cosas no siempre son como yo quiero. Se trata de afrontar con valentía mis asuntos sin resolver. Se trata de no rendirme y seguir adelante, como si esto no me importara, sin tanto drama.

No se trata de abordar el tratamiento como vehículo 4x4 a marchas forzadas en subida de terracería con las revoluciones hasta arriba, sino como un tranquilo paseo a pie por el campo, disfrutando del paisaje, aspirando el perfume de las flores. Tranquila. Sin pelear.

Esos son los trucos que creo que se necesitan para ganar la guerra: disciplina, continuidad y paz, aunque he tenido que perder varias batallas para aprenderlo.

Ayer me encontré en el gimnasio a una amiga que no había visto desde mayo y se quedó literalmente con la boca abierta al notar el cambio. –Tomaste alguna pastilla, ¿Verdad? ¿Qué tomaste?- Me preguntó con los ojos abiertos como platos. –Nada. No tomé nada. Es dieta, ejercicio y disciplina.- Esa es la verdad. -¿Pero qué hiciste?- Insistió. Así que para ella y para quienes estén interesados en cómo le he hecho, les comparto a grandes rasgos mi tratamiento de Plusvida, que creo que se puede adaptar a cualquier plan nutricional que tú decidas.

  1. Apegarme al plan nutricional: No se vale ponerse creativos, ni pensar por qué esto sí y aquello no. Confiar en quien te haya hecho el plan, si es un nutricionista confiable y hacer caso.

  2. Comer 4 comidas al día, una cada 4 horas y nada entre comidas.

  3. Tomar 4 litros de líquido: al menos dos de agua pura y el resto de bebidas sin calorías, caldos o gelatina light.

  4. Caminar al menos 10,000 pasos al día, contados con un buen monitor (Yo uso el Fitbit Charge 2, pero me gusta más el Fitbit HR)

  5. Hacer ejercicio al menos 45 min al día, dentro de mi rango cardiopulmonar de quema de grasas. (De eso te contaré en otra entrada de blog)

  6. Hacer esto todos los días, incluyendo fines de semana, celebraciones y vacaciones.

  7. Tener con quién hablar de lo que me está pasando: en mi caso, hay detrás de mí un equipo profesional de nutricionista, coach y psicóloga.

  8. Comprender que la continuidad es muy importante. Mientras más días seguidos de buen cuidado consiga, mejor será mi descenso.

  9. Confiar en mi cuerpo: Si yo hago mi parte, mi cuerpo hará lo que le toca, tomándose el tiempo que le toque. Lo esperado es que una mujer baje entre el 6 y el 8% de su peso corporal al mes, y un hombre entre el 8 y el 10%.

  10. Tratar de dejar el drama: a más paz interna y contentamiento, más fluidez en el descenso.

Todo esto me lo dijeron desde el primer día, pero necia que soy, me costó aceptar que esto es así y dejar de negociar. Quizá si tú aprendes de mi experiencia y lo haces todo bien desde el primer día, lo hagas mejor que yo. Lo importante es empezar y no soltar hasta llegar a tus índices saludables.

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