Con hormigas en las venas
¡Cuántas veces he deseado tener cámara en los ojos, para poder guardar en mi memoria momentos felices que no volverán! Quizás este blog sea una forma actual de registrar en mi mente, en mi corazón, en mis archivos de vida, lo absolutamente feliz que me siento en este momento.
En unas horas me embarcaré en mi “Viaje de las 50 libras”. Muchas, muchísimas veces antes me había puesto metas de bajar de peso: ya sea como propósito de año nuevo, como meta de cumpleaños, o antes de algún evento importante, pero nunca había sido de esta magnitud y muy rara vez lo había logrado. También tengo varias otras metas sin cumplir que se quedaron relegadas para cuando hubiera tiempo.
Pero hoy, gracias a este sueño alcanzado, me siento maravillosamente feliz y quisiera poder recordarlo siempre.
No hay absolutamente nada que se compare con las hormigas en las venas que me causa cumplir este sueño, con la frente en alto y los pantalones flojos porque mis medidas siguen haciéndose más pequeñas cada día. Me siento en control. Estoy sobria de comida y eso me hace ver la vida en alta definición.
Al fin me caló que no necesito comida para ser extremadamente feliz. Me siento campeona. Tengo el corazón tan hinchado que siento que va a reventar.
Ortega y Gasset dice que “toda realización es una correalización”: es decir, las cosas no las logramos únicamente por nuestro esfuerzo, y cuando logramos algo, otros se realizan con nosotros. Por eso, agradezco a todo mi equipo de Plusvida y a mi amado esposo, por su apoyo durante estos 6 meses. A Plusvida, por insistir que es posible bajar el peso, por enseñarme cómo se hace e invitarme a retomar un sueño importante, y a Julio, por ser el mejor aliado, cómplice paciente y amoroso, siempre listo para decirme que estoy bonita y creer en mi.
Nueva Zelanda, ¡Aquí vamos!