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¡Otra vuelta!


Cuando era pequeña y mis papás me llevaban a divertirme al carrusel, a los caballitos o a los juegos mecánicos, y de pronto me llamaban para irnos, lo que mi corazón me urgía a pedirles era “¡Otra vuelta!”. No era falta de agradecimiento ni berrinche. Era nada más querer estirar la felicidad por un momento más.

Y hoy que inicia el nuevo año, nuevamente mi corazón me pide otra vuelta, y me doy cuenta de que, aunque decidí por primera vez en 2017 que ese sería mi año, la felicidad que experimenté no tiene por qué acabarse con el cambio de la hoja del calendario. Y eso es nuevo para mi. Por eso decreto que 2018 también será mi año, porque ahora sé que la oferta de ser feliz no se limita a uno por familia. Todos y cada uno de nosotros puede buscar lo que desea y no por eso le quita a los que ama la oportunidad de hacerlo, sino muy por el contrario. Ahora sólo tengo que decidir cuál será mi meta. Sospecho se será terminar de bajar de peso y aprender a cuidar ese logro.

Muchas cosas fueron nuevas en 2017, por ejemplo, el descubrir que podía poner mi cuidado como prioridad y el mundo no se descalabró por mi culpa. Y hablando de culpa… ¡Cuánta culpa sentí al principio de mi tratamiento! Especialmente culpa de estar dedicando tiempo y recursos para mí. Me sentía egoísta. No sé por qué aprendí desde pequeña que el ser una buena persona, una buena madre y esposa, implica un amor sacrificial, poner a todos antes que a nosotros, ir de último. Y cuando eso pasa un año y otro, y 25 más, es difícil romper con el esquema.

Hoy, mientas celebraba la llegada del nuevo año con mi familia, descubrí que cada uno de nosotros tiene el derecho de decidir que este será su año. Todos podemos gozar de tener sueños y esforzarnos por alcanzarnos, y al final, el beneficio es para todos. Cuando vamos alcanzando sueños, vamos experimentando cada vez un poquito más de felicidad, y eso salpica a todos los que nos rodean.

No quiero que esto que sentí durante el año que pasó se acabe, y deseo para todos los míos que ellos también se den la oportunidad de esforzarse y alcanzar lo que de verdad desean.

Una gran lección también alcancé a reflexionar: cuando quiera alcanzar algo realmente importante, lo haré de la mano de alguien que sepa hacerlo y acompañarme a lograrlo. No necesito saber cómo hacerlo todo: sólo saber qué es lo que deseo y asesorarme con alguien, porque el método es tan importante como la meta.

Te deseo un 2018 con una meta para alcanzar y la decisión de tomar el primer paso, acompañado de alguien que sepa cómo se logra lo que deseas, porque como he aprendido últimamente, el primer paso no te lleva a tu destino, pero sí te mueve de donde estás. Feliz 2018.

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