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“Me gustas más cuando te cuidas”


Hoy amanecí sin ganas de levantarme a caminar. A veces me pasa. Pero no aquí, en la playa. No teniendo a mi gran compañero dispuesto a salir conmigo. No con este clima y este mar. Tomó muchos esfuerzos de parte de mi esposo el convencerme de salir de la cama. Una vez estuve más despierta, pensé: Esto es atípico en mí. En la playa soy un cachorro feliz dispuesta a trotar en la arena y jugar en las olas. ”A veces no estarás motivado. Entonces te tocará ser disciplinado” aprendí con Marcelo Acsebrud, de Plusvida. Pero hoy, ni eso me inspiró.

Arrastrando los pies fui a buscar mi ropa de trotar. Entonces sucedió el chispazo: “Me gustas más cuando te cuidas”, me dijo mi esposo. Él es un hombre de pocas palabras, pero muy generoso con los halagos para mi, así que su comentario me cayó como luz en la oscuridad: Mi falta de ganas de cuidarme se debía a que en los últimos días no me he cuidado igual que siempre, y eso me cambia el carácter, para mal.

Cuando me cuido, es frustrante no comer igual que los demás. Pero debo reconocer que, del otro lado de esa frustración, se encuentran muchos sentimientos agradables: me siento campeona, me muevo con alegría para llenar mis pasos del día, me vuelvo creativa y activa para tratar de distraer los antojos. Claro que siempre se me antoja comer de más, lo que no me ayuda, pero ahora sé que eso no es hambre. Cuando como lo que me toca, eso es suficiente. Lo sé. Pero también sé que la atracción fatal con la comida me acompañará toda la vida. Así es que ahora sé que comer por antojo es comer lo que no quiero, porque lo que quiero es estar bien y consentir los antojos me hace estar mal.

Cuando me cuido bien, ahora que lo pienso, sé que soy más alegre, más energética, más clara de pensamiento, menos furiosa, menos todopoderosa y muchísimo más vulnerable, lo cual me hace más accesible a los demás. “Te pones más linda y yo salgo ganando. Me gusta tu carácter cuando te cuidas”, me dijo mi esposo.

Así que cuando me cuido, según yo, bajo de peso… pero gano muchísimas cosas más.

Hoy, por ejemplo, durante mi salida a trotar con Julio, recuperé el buen humor e hice un amiguito cuadrúpedo nuevo. Hoy me he cuidado bien y estoy estrenando bikini, combinadito con sombrero, bolsa y hasta pulsera de Fitbit. Esa actitud es la que me permite el cuidarme.

Te invito a intentarlo. Sentirse así es mucho mejor que sentirse triste, desbocado y atemorizado de no volver a caber en los jeans… te lo digo porque eso también me pasa, cuando me descuido.

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