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Después de ti, ¿Qué?


Te voy a contar qué voy a hacer hoy: hoy aprendí a hacer un kokedama que me regaló una amiga. Eso, es un qué. Me levanté antes que el sol para hacer una clase de pilates y volver a desayunar con mi querida familia. Eso, es un qué. Estoy escribiéndote, eso es un qué. Visitaré a mi abuelita y hablaremos de poesía. Eso es un qué. Almorzaré con mi queridísimo esposo en casa, comida delis, que nos hace bien. Eso también es un qué. Esos mis qués de hoy. ¿Cuáles serán los tuyos?

¿Recuerdas esa hermosa canción de José Feliciano? Decía “después de ti no hay nada, ni sol ni madrugada…”

La recuerdo porque he estado debatiéndome acerca de si escribir o no una entrada hoy, día de los chocolates y el amor. Porque así es como lo vemos. Parecieran inseparables. Las tiendas y los anuncios lo dicen así.

Pero si celebras un día de la amistad y del amor sin chocolates…¿sientes que algo te falta? Después de los chocolates y los pasteles y las galletas, ¿Qué? ¿Con qué celebramos? Más importante es pensar con quién celebramos, y qué marco emocional le pondremos.

Este es mi segundo 14 de febrero sin harina, ni azúcar, ni grasa y por consiguiente, sin chocolate. El primero lo celebré así porque no me quedaba de otra. Fingiendo que era natural, esperando que llegara a serlo. Esta vez, estoy más convencida, porque he asimilado que elegir siempre implica perder algo para ganar algo.

Decidir cuidarnos hoy a pesar de ser el día del cariño habla de resiliencia, de coherencia, de disciplina, pero ¿también saben de qué? De creatividad.

No por sacar los alimentos de la celebración, sacamos a nuestros amores. La gente que queremos sigue estando allí. Nosotros seguimos queriendo celebrar la vida y el amor. Lo que pasa es que ahora nos toca pensar de qué otras maneras podemos hacer una fiesta de agradecimiento a la vida y a nuestros seres queridos, sin caer nuevamente en lo que no queremos.

Toca ser fuerte y valiente, pero me consuela pensar que si paso impune el día de hoy, mañana me encontraré otra vez con quien yo quiero ser.

Quizás pensarán que estoy siendo un poco extremista, que un solo chocolate o galleta no me va a hacer subir las más de 50 libras que bajé. Que es hora de relajarse. Pero, ¿Saben qué? En cuero propio he aprendido, a fuerza de repetición de errores, que seguro que un chocolate no me saca de donde estoy… pero también sé que un desvío, por simple e inocente que sea, no es otra cosa que abrirle la puerta al lobo hambriento y luego pretender que va a regresar a la jaula de buena gana. Prefiero mantenerme tranquila y disfrutar la plenitud de la compañía de la gente que me llena el alma.

En este 14 te febrero, te invito a desviar los ojos de las vitrinas y enfocarlos en tu acompañante. A escucharlo(a) más que al berrinche interno. A saborear lo que has conseguido y en lo que te has convertido. A disfrutar de los amores puros, sin potenciarlos con más que con el agradecimiento de coincidir su presencia con la tuya.

Se puede. Como he aprendido la vida es ahora, pero sigue mañana. Resiste hoy, celebra hoy de forma diferente, reta tu imaginación para hacer algo fuera de lo común. Yo te acompaño.

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