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Lo nuevo, lo de siempre y el “solo por hoy”


Lograr estar en el peso saludable puede sentirse como que pusimos nuestra naturaleza patas arriba, y toma tiempo poder fluir fácilmente con la nueva manera de hacer las cosas .

Escuché a un psicólogo decir que una de las cosas más difíciles de hacer para los humanos es cambiar nuestros patrones de comportamiento. Un estudio serio demostró que las mayoría de las personas que se hacen análisis de ADN para saber sus riesgos de salud rara vez hacen algo para evitar desarrollar las enfermedades que su genética les alerta, aún sabiendo que deberían hacerlo.

“Cómo lograr el cambio de estilo de vida sigue siendo un misterio”, dijo el experto.

Pero cambiar la forma en la que hacemos las cosas es posible, especialmente si entendemos que el cambio es para bien. El tema es cómo sostener ese cambio en el tiempo. Conozco muchas personas que, como yo, han logrado bajar muchas decenas de libras y luego nos cuesta mantener lo logrado. ¿Por qué? Yo te comparto mi teoría:

Te lo explico más despacio:

Yo creo que el mantener el buen resultado es difícil porque requiere sostener los hábitos que nos llevaron a lograr ese cambio tan importante. El tema es que esos hábitos son muy nuevos y no son nuestra forma natural de afrontar la alimentación y el ejercicio. Estos nuevos hábitos siguen siendo más débiles que los anteriores, los de siempre. No importa si llevas muchos meses o incluso años cuidándote, las nuevas costumbres son muy bebés comparadas con el tiempo de hacer las cosas como las hacías antes. Lo de antes es tu tendencia natural, y lo nuevo, es aprendido, esforzado y generalmente obligado, aunque hayan cosas que haces con mayor gusto que otras.

Bajar de peso requiere cambiar la manera en la que nos comportamos de forma natural; mantener lo logrado requiere hacerlo de forma sostenida en el tiempo. Pero el tiempo se hace de momento a momento, y si te toca muchas veces al día tener que esforzarte por hacerlo a la nueva manera, eventualmente te cansas, te equivocas, te frustras, y luego, te das permiso de un “sólo esta vez” o “solo por hoy”… y de excepción en excepción vamos regresando a las costumbres del pasado que nos causaron los problemas del pasado. Bueno, al menos ese es el camino que me sorprendí recorriendo.

El otro día me encontré viendo con miedo la ropa del closet y comprobar que algunos pantalones me aprietan. Suspiré y pensé: “Bueno, esto es lo de siempre”. Acto seguido abrí los ojos y me recorrió un escalofrío al notar que que ese camino ya lo conozco, ya sé a dónde lleva y definitivamente allí no quiero ir. A diferencia de mi historia anterior, ahora siento que puedo hacer algo para detener la inercia que me llevaría a pesar cada vez más. Ahora soy diferente porque sé cómo se frenar la subida. El tema es cómo hacer eso que ya sé y no logro siempre hacer.

Una seria reflexión me llevó a darme cuenta de que hay temas que no superé por completo durante el adelgazamiento y son precisamente esos temas no superados los que me están llevando a donde no quiero.

Por eso, hoy dedico esta entrada a ver de forma seria esas ideas que me han acompañado desde siempre, que me complican mantener el peso que quiero y necesito tener. Te los comparto para que puedas compararlos contigo y que te enciendan las luces de alarma.

  1. “No importa”: Pensar que dejar de hacer ejercicio ese día, o probar algo de más esa vez no afecta mi peso. Todo afecta, lo sé. Sobre todo, esos permisos de hacer las cosas mal afectan mi cabeza y me adormecen el entendimiento, en una especie de amnesia que puede embrutecerme durante días y dejarme con libras de más. “No importa” parecen ser las palabras mágicas que le abren la puerta al lobo feroz.

  2. “Solo esta vez”: ¿Por qué tengo que pensar “sólo por esta vez me daré el permiso de hacer las cosas mal”, en lugar de pensar “sólo por esta vez lo haré como me hace bien”? Excusas para hacerlo mal hay miles y la verdad, permitirme hacer las cosas mal, por esa vez, es lo de siempre. Lo nuevo, lo que me sirve, es esforzarme en cada momento.

  3. “Mañana empiezo”. ¡Qué engaño! Al encontrarme haciendo las cosas mal, lo nuevo es decir “¡esto se acaba ahora!”… pero no siempre lo hago (explicación en el punto 2.

  4. “Necesito un descanso”. Lo sé, ir en en contra de mi propia naturaleza me cuesta y me frustra a veces, y por eso la idea de descansar del cuidado es muy tentadora, y me lleva al punto 2, pero pensándolo bien, me gustaría más descansar de una buena vez de sentirme incapaz con respecto a mi peso. Descansar de la gordura requiere no descansar en el cuidado.

  5. “Odio sentirme diferente”: Dado que no soy ermitaña, siempre que como lo hago en compañía de mi familia o en ocasiones sociales, y dedicarme a tomar agua, café o sacar mi loncherita a veces me hace sentir que llevo un L de loser en la frente. Me molesta sentirme diferente a los demás porque necesito comportarme diferente con respecto a la comida. Ahora que lo pienso, no odio sentirme diferente al tamaño que tenía antes, la diferencia de gorda a normal me encanta… lo que no me gusta es comer comer diferente a como lo hacen los demás o a como lo hacía antes yo. Quizás esta idea de L de loser me sirva, si pienso que cuando me siento loser en ocasiones sociales, también soy loser de libras y de gordura. Lo nuevo es aceptar que me toca y ser feliz a pesar de ello.

  6. “Todavía tengo tiempo”: Subí un poco de peso, pero no es tan terrible porque todavía queda tiempo para (llena aquí el espacio en blanco). Falacia de mi cabeza… hace tres meses que me caí y no vuelvo a estar como me gusta. Esta idea me lleva a estirar el sufrimiento de forma innecesaria. Lo nuevo es darme cuenta de que lo único que sirve es lo que haga bien hoy. Como digo, el tiempo se hace de momento a momento.

  7. “No es mucho” : ¿Por qué mi cabeza me dice que subir unas libras no es mucho o comer un poco de aquello no es mucho? Mejor me dijera que hacer más ejercicio no es mucho, o una reunión social más manteniendo el control no es mucho. 8 libras sobre mi techo no me parece mucho, pero ayer nació mi sobrinito y pesó 8 libras… el peso que subí puede ser el de todo un nuevo ser humano. Lo nuevo es no ver el cuidado como “mucho”, sino como normal, y entender que cualquier cosa de más se puede convertir en “mucho”.

  8. “Me merezco un descanso”: Esto se refiere al cansancio de cuidarme. Es como si de repente siento que ya fue demasiado y necesito liberar la presión comiendo algo que me permita afrontar la penas y las alegrías como lo hacía antes. Aquí, queridos, es donde tengo que copiar lo que dijo una amiga: “Nos toca elegir el duro”. Si la meta es estar bien, es duro cuidarse, y a veces la presión es detestable, pero descuidarse implica volver a la gordura y a la frustración y eso también es duro. No saber si tendremos ropa que ponernos, o ser la gorda del salón, o evitar ir a eventos sociales por vergüenza también es duro. ¿Qué duro prefiero?

  9. “¡Qué regordimiento!”: “Regordimiento” es lo que yo llamo a tener remordimiento por haberme dado ese permiso de comer mal, y regresar a los patrones que me pueden llevar a volver a estar gorda: “re-gordimiento”. El regordimiento es un tema que requiere su propia entrada, pero el tema que hoy nos atañe es que generalmente los problemas del 1 al 8 nos llevan a comer o hacer mal, en automático, y luego lo lamentamos. Eso es lo de siempre. Lo nuevo es ver la tentación y pensar cómo nos sentiremos mañana, cuando ya lo hayamos hecho mal, y así detenernos antes de caer.

Ahora, cuando me encuentro dándome excusas que no me sirven, pienso “¿Está aflorando lo de siempre? Y paro. Toca hacerlo momento a momento, de forma deliberada, y corregir el rumbo. El “para siempre” ,amigos, se construye de momento a momento.

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