top of page

Atrás, en la foto

Hace más de un año que estamos viviendo esta pandemia que parece no terminar... ¿Cómo vas con tu cuidado? Yo, para serte sincera, me he descuidado. ¿por qué? Por cansancio, porque no podía más con la exigencia, porque me cansé de decirme que no a la comida al mismo tiempo que decirme que no a otras tantas actividades que disfrutaba en el mundo prepandemia. Necesitaba...algo. Y luego, la vida se me complicó y empecé a mitigar mis penas con chocolate. ¡Vaya! allí está mi confesión. Culpable de descuido.

Poco a poco vi cómo mi peso iba subiendo un poquito a la vez hasta que hoy me encontré nuevamente atrás, en las fotos.

Acompáñame... si para ti también es un reto estar delgado(a), te invito a que revises tus fotos de los últimos meses… ¿Apareces adelante, en el centro, o medio escondido(a) atrás de los demás, para disimular pancita, escondiendo los brazos para que no se vean los gorditos, o tomando la foto desde arriba para que no se vea la papada? ¿Empezaste a pensar que la foto fue tomada en mal ángulo? ¿Evitas verte porque realmente esa imagen tuya no es la que tienes en la cabeza? A todo lo anterior, yo digo sí.


Yo sé que uno no necesariamente adelgaza para la foto, adelgaza para estar saludable, para disfrutar la vida, para…. Para lo que se necesite. Sin embargo, las fotos siempre han sido un marcador importante para mi, porque me cuesta saber de qué tamaño estoy realmente. La chispa en los ojos, o la ausencia de la misma, me dice cómo me estaba sintiendo en ese momento y por eso te invito a que lo intentes.

Sé que este año y medio han sido muy difíciles para todos: el encierro por culpa del COVID-19, por el miedo, por las restricciones, por trabajar en casa, por ver cuántos enfermos cercanos y no tan cercanos la han pasado mal, sumado a la vida que pasa, que pesa y que es tan fácil de mitigar con comida, con descanso, con un vino, con combos de placer estilo Nexflix en cama comiendo chocolate.



Hoy después de ver que tengo deseos de empezar a esconderme en las fotos, me subí a la banda caminadora, puse música que me inspira y caminé, dando gracias a Dios porque cada día es una oportunidad para hacer las cosas mejor, para quererme mejor, para nutrirme mejor, para agradecer que estoy viva y puedo respirar, moverme y ser feliz. Te invito a que lo sigas intentando, a que no te rindas, porque el único fracaso es el abandono y mereces, merecemos, sonreír en las fotos y estar al centro, en paz.

bottom of page